Descuidar la salud visual puede tener consecuencias no deseadas, como ser aumento de presión ocular, mala visión diurna y nocturna, dificultad para realizar tareas de cerca, escolares, laborales, etc.
El paciente es el primer responsable en el cuidado de sus ojos y debe consultar a un oftalmólogo de confianza para que este le realice los chequeos necesarios.
1. Test de visión lejana y cercana (con o sin lentes)
2. Examen de motilidad ocular y reflejos pupilares.
3. Examen con lámpara de hendidura.
4. Toma de presión ocular.
5. Fondo de ojos.
En base a los resultados, el Oftalmólogo decidirá si es necesario realizar Examenes complementarios, a saber:
– Curva diaria de presión: es el estudio de las variaciones que presenta la presión a lo largo del día.
– Campo visual computarizado: es el estudio de la función visual. Se indica en enfermedades del nervio óptico, retina, hipertensión arterial, accidentes cerebrovasculares (u otra patología cerebral).
– Paquimetría: es la medición del grosor corneal. Muy importante en problemas de córnea, hipertensión ocular, preoperatorio de cataratas y trasplante de córnea entre otros.
– Biometría ultrasónica u óptica: se indica para saber que lente intraocular implantar (en caso de que el paciente posea cataratas u otro defecto visual y desee operarse)
– Topografía: estudia la forma corneal. Es imprescindible realizar en preoperatorios de cirugía láser corneal, catarata, trasplante de córnea, distrofias corneales y traumatismos entre otras indicaciones.
– Angiografía digital: estudia la microvasculatura retinal. Se pide en casos de oclusiones vasculares del ojo o sistémicas, pacientes con diabetes, insuficiencia renal y maculopatías entre otras indicaciones.
– Tomografía de córnea, nervio óptico y mácula: brinda una imagen detallada de las capas que los conforman, con gran precisión.